Enrique Bunbury: Santa Lucía, vista de lince

Esta es nuestra revisión de El Tiempo de las Cerezas
[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo

El Liceu, 2006. Enrique Bunbury se las apaña, poseído por el espíritu de la coda, con la guitarra sin utilizar la correa para que se abrace a su hombro, uñas rojas tanteando el do mayor, plumaje carmesí en el pie del micro. Es El Tiempo de las Cerezas, la canción que finiquitó aquella poderosa velada y que tituló su intercambio musical con Nacho Vegas, cerrando la placa con el permiso del reprise de El Rumbo de tus Sueños.

Un himno modesto y sentido que adelantó espiritualmente a Las Consecuencias, la otra oda a esa autovía de doble sentido que conecta la voz y la guitarra acústica. El Tiempo de las Cerezas tenía una gran deuda con Bushido, sí, aquel proyecto utópico del aragonés con Carlos Ann, Morti y Shuarma, que vivió lo que dura la reproducción de su disco (póstumo), porque sin su abrupto final no se habría replanteado Bunbury intentarlo de nuevo con Adrià Puntí, Carlos Ann y Nacho Vegas. La incompatibilidad de Puntí con Vegas y el aburrimiento de Ann terminaron dejando al maño y el asturiano al mando del bólido.

El Tiempo de las Cerezas es engañosamente sencilla, casi austera en su armazón de cinco acordes que rotan y hacen la elíptica alrededor de una letra entre dolida y retadora, presentado a su cantante como el ave fénix que surge del dolor con la agilidad felina del que sabe caer (gran símil con un autor que ha tenido que salir lugares mal iluminados como un Cid bien armado). Alguna salpicadura del piano, casi pidiendo perdón, cuelga algún abalorio a las estrofas pero poco más invade la nana, sin más alardes o pirotecnias. 

Tras este tiempo llegaría la reunión de Héroes del Silencio y la vuelta al rock junto a los nuevos compañeros de armas llegados tras aquel directo seminal del Liceu barcelonés de noviembre de 2006: Suite y Rebenaque, junto con el fiel Gacías, nada menos que la semilla de Los Santos Inocentes. Esperaba Hellville De Luxe en Cádiz, buen lugar para que Bunbury afinara su vista de lince, a diferencia de aquella Santa Lucía y nos regalara un disco superlativo. Regresando un par de párrafos atrás, si Bushido parió El Tiempo de las Cerezas, entonces este último fue -sin duda- el primer brote de Hellville. Esto es un círculo.

El Tiempo de las Cerezas

Es momento de ir, yéndose poco a poco 
el tiempo de las cerezas 
nunca llega en noviembre 
no me apetece escribir, hay otras formas de huir 
y estar loco por solo..solo por loco 

ahora se que encontrarás por ahi a otros mejores 
no te preocupes por mi 
soy como los gatos y caigo de pie 
y no me duele cuando me hacen daño 

Hay cercos invisibles para doctrinas increíbles 
pequeños catecismos para onanistas de abadía 
hicieron trizas para siempre 
a esta soledad compartida 
Santa Lucía vista de lince no ve con claridad 

Ahora se que encontraras por ahi a otros mejores… 
no te preocupes por mi 
soy como los gatos y caigo de pie 
y no me duele cuando me hacen daño 

No te preocupes por mi 
soy como los gatos y caigo de pie 
y no me duele.





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